Cristo curando a los enfermos. Rembrandt, grabado, 1642-45. Pierpoint Morgan Library, New York.
Se ha visto
que, un cierto numero de pintores en el siglo 19, en algún momento sintieron
cuanto se había separado del natural, la producción pictórica del momento y
comenzaron un movimiento, que desechaba las tradiciones de atelier y se dedico
a estudiar, el natural, con un ojo sencillo, llevando sus telas al aire libre,
e intentando luchar, con los secretos del natural.
El movimiento
Prerrafaelista en Inglaterra, y el movimiento impresionista en Francia, fueron
el resultado de ese impulso, y es interesante, contrastar las diferentes
maneras en las cuales, este deseo por “más verdad al natural”, afecto a los
temperamentos artísticos de ambos países.
El intenso
individualismo inglés, examino cada detalle, pintándolo con pasión e
intensidad, que hizo su pintura, un vivido medio para la expresión de ideas
poéticas; mientras tanto, la mas sintética mente francesa, afronto esa búsqueda
por la verdad al natural, desde el lado opuesto del efecto total, encontrando
en la gran y generalizada impresión, un nuevo mundo de belleza. Su mente más
lógica, los llevo a inquirir en la naturaleza de la luz, e inventar, una
técnica fundada sobre principios específicos.
La memoria,
tiene una gran ventaja sobre la observación directa, ya que retiene más vívidamente,
las cosas esenciales, teniendo el hábito de ir perdiendo lo que no es esencial
a la impresión pictórica. Lo que el pintor tiene que hacer, es fijar los hechos
vividamente en su memoria, retener una especie de instantánea de cómo fue, de
manera que ellas se mantengan en el, durante el proceso de elaboración de sus
pinturas, guiando el trabajo.
Ahora, un
cuadro, es un asunto de pintar sobre una superficie plana, y el dibujo es una
materia, de ciertas marcas sobre un papel que trasladan lo intrincado de una
impresión visual o imaginada, en los términos prosaicos de masas, pigmentos,
líneas o tonos, siendo ese, el asunto de nuestra técnica. Sin embargo, la
facilidad con la cual, el pintor será capaz de recordar una impresión, de
manera que pueda trabajar de ella, dependerá, sobre sus poderes de analizar la
visión en sentido técnico.
No es
suficiente digerir en el recuerdo, el lado emocional de la materia vista (algo
que debe ser hecho completamente), también es necesario, que la memoria del
tema se lleve de manera, que tenga utilidad técnica; y la escena, debe ser
acometida en la memoria, en los términos del medio que intentas emplear, para
reproducir este (por ejemplo, en el caso de un dibujo: líneas y tonos). La
impresión, tendrá que ser analizada, como si estuvieras ante la escena
realmente, dibujándola en una pieza imaginada de papel dentro de tu mente.
Intenta
particularmente, recordar el espíritu del motivo, y en este dibujo-memoria,
algún garabato o torpeza, será necesariamente, hecho al principio, ya que no
puedes esperar, que tu dibujo sea claro y definitivo usando la memoria (al
menos al principio); y tu propósito deberá ser siempre, dibujar lo más claro y
franco que puedas. Nota las proporciones de las líneas principales, sus formas
y disposición, como si estuvieras dibujándolo, de hecho, lo harás en tu mente,
memorizando las proporciones de las diferentes partes, y fija eso en tu memoria
hasta el más pequeño detalle.
Si es solo el
lado emocional del motivo lo que se memoriza, cuando llegue el momento de
dibujar, te encontraras sin esperanza, porque es resaltable, cuan poco retiene
la memoria de las apariencias vistas, si no se ha hecho un intento en
memorizar, sus apariencias visuales.
El verdadero
artista, aun cuando este trabajando del natural, lo hace también de memoria en
gran parte. Eso quiere decir, que trabaja en un esquema sintonizado, con algún
entusiasmo emocional, que fue inspirado por lo que vio. La naturaleza esta
cambiando constantemente, pero el pintor no cambia la intención de su cuadro.
El artista retiene la impresión inicial cuando pinta, y solo selecciona del
natural, esas cosas que juegan, con esa impresión.
Será un
artista débil, el que copia individualmente las partes de una escena, sin
importar el efecto que ellas puedan tener en el momento que pinta, esperando,
que la suma total de ellas, haga un cuadro. En la pintura o en el dibujo de un
retrato, la memoria también será usada. El modelo variara mucho, en la
impresión dada durante los días, y el artista debe, en las primeras sesiones
cuando su mente esta fresca, seleccionar los aspectos que el se propone pintar,
y mas adelante, trabajar ampliamente de la memoria recabada, de tales aspectos.
Tus facultades
nunca estarán mas activas en ver cosas interesantes y finas, que en esos
primeros contactos con el modelo a pintar. Ese es el momento para decidir tu
esquema. Es el momento para establecer la impresión que deseas transmitir. Será
también el momento, de aprender cuidadosamente tu modelo, y decidir, sobre lo
que tú deseas que el cuadro sea. Luego de esa decisión, debes trabajar
directamente hacia esa meta, usando el natural para soportar, tu impresión
original.
Entonces, no solo se usa la memoria, cuando
se trabaja lejos del natural, sino también, cuando se trabaja directamente de
ella.
“Está muy bien que copies lo que ves; pero
es mucho mejor, dibujar solo lo que ves en tu memoria. Hay una transformación,
durante la cual, la imaginación trabaja en conjunción con la memoria. Tu solo
pones, lo que ha hecho una real impresión sobre ti, lo esencial.
Luego, tu memoria y tu invención,
estarán libres de la dominante influencia del natural. He allí el porqué, los
cuadros hechos por un hombre, cuya memoria ha sido entrenada y que además
conoce cuidadosamente a los maestros y a su propio oficio, son, en su mayoría,
trabajos remarcables, por ejemplo, Delacroix. “
Edgard Degas.
Fuente consultada:
Harold Speed, THE PRACTICE AND SCIENCE OF
DRAWING, Dover Publications INC, tercera edición, New York.
Resumen y traducción libre José
Peña, Caracas 2004. jpmarte73 @yahoo.com
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