Fragmento del Hemiciclo de la Ecole des Beaux-Arts en Paris. Paul Delaroche, óleo, 1837.
El trazo esencial de la
actitud académica, reside en la permanencia que ésta da a la usualmente llamada
PINTURA HISTÓRICA. Este tipo de pintura se propone ilustrar narraciones que
presentan al hombre en sus aspectos heroicos, escogiendo con preferencia, los
incidentes que tipifiquen los recurrentes patrones que gobiernan la conducta
humana de época en época.
En los siglos 17 y 18,
esos temas eran tomados generalmente de la Biblia, de la literatura griega o
romana y de alegorías. En el siglo 19, tales temas se ampliaron incluyendo
literatura de otras tierras y épocas; la superioridad de la pintura con este
tipo de antecedentes literarios fue ejercitada por la mayoría de los pintores
líderes de la primera mitad de dicho siglo y por una cantidad menor de ellos en
la segunda.
A través de los siglos,
los pintores que fueron absorbidos por el objetivo de la pintura histórica
sintieron que ésta podía ser mejor alcanzada por medio de una completa
representación. Lo que quiere decir, describir el incidente con suficiente
verosimilitud para evitar que el espectador fuese irritado por la descripción.
Arte académico de
primera línea siempre proporciona un sentido de alto significado por el tema
tratado. La destreza de alta calidad que formaba parte de los propósitos de los
pintores académicos, solo puede ser producida por una mano la cual, es dirigida
por excepcionales facultades en un alto grado de tensión.
El artista más
reverenciado por la tradición fue Rafael Sanzio, el de la última manera romana,
el de los frescos y cartones. Los hermanos Carracci y sus seguidores fueron
colocados casi al mismo nivel con Rafael. Las estatuas que vinieron de la
antigüedad romana fueron tomadas como modelos. Todas esas influencias hicieron
un ÉNFASIS SOBRE FORMA MAS QUE SOBRE COLOR, y la tradición académica siempre ha
insistido sobre DIBUJO. Al paso del tiempo, los artistas propusieron estándares
en el tipo de cuadros que ellos deseaban producir, llevándolos a resaltar el
dibujo de tipos generalizados, más que en representar el carácter exacto del
modelo en particular. Aquello fue una materia sólo de énfasis, y mientras que
ambos tipos de dibujo fueron practicados, se produjeron resultados admirables.
Junto con el dibujo, los
pintores de temas históricos se preocuparon mucho sobre composición. La
composición favorecida por los académicos tuvo por propósito esencial UNA CLARA
Y DIGNIFICADA REPRESENTACIÓN DEL INCIDENTE A SER DESCRITO. Aquella fue sobre
todo una composición narrativa, concentrándose sobre la acción central de las
figuras. Se insistía que los gestos y distribución de las figuras por si mismas
fuesen suficientes para contar la historia. El estudio del tipo de dibujo y de
composición favorecido por la tradición académica, de seguro necesitaba de un
conocimiento en anatomía y perspectiva aplicada, también como una muy amplia
cultura general.
Usualmente se ha dicho
que el color era la gran debilidad de la pintura académica. Ahora, gusto en
color, es de todas las cualidades que un pintor pueda tener, más bien un don
natural, prácticamente un instinto. Este, es muy poco influido o cambiado por
la enseñanza, de manera que el entrenamiento académico muy probablemente no
tuvo ninguna influencia en reducir el número de coloristas. El pintor de
cuadros históricos nunca puede tener ante sus ojos la escena que trata de
representar, siendo obligado a encontrar su color por una formula, más que por
una cuidadosa transcripción.
Además, ES UNA PARTE
INTEGRAL DE SU PROPÓSITO que su cuadro debe sugerir cierto aire de antigüedad o
de tiempo remoto. La adopción de una fórmula para su color es uno de los medios
por los cuales adquiere su efecto y además corresponde a la idealización en el
tratamiento de sus formas.
El artista académico
presenta un mundo protegido, idílico, impregnado de pureza, de pudor, de
castidad. La distinción es una cualidad necesaria indispensable ante los ojos
de los críticos de la época, y sin duda, del público, ella es inseparable del
buen gusto.
La distinción se exprime
en la escogencia de las actitudes, todas, ponderadas, harmoniosas, calmas,
serenas. Los gestos son medidos, los sentimientos elevados. En esa búsqueda
constante de la belleza ideal, el artista debe acceder a una maestría de las
formas, debido a un conocimiento casi científico de la anatomía, sometiéndose a
una observación escrupulosa del cuerpo humano. El arte académico se dirige, en
primera instancia, al espíritu, a la inteligencia, es, maestría gobernada por
la razón y el saber.
LA IDEOLOGÍA SUBYACENTE A LA FORMACIÓN ACADÉMICA.
El trabajo, la auto-crítica, la honestidad, el control de sí, la disciplina, son valores
cardinales constantemente remarcados por la filosofía académica. La honestidad,
es la conciencia del trabajo bien hecho, acabado, completo.
Fuentes
consultadas:
TWILIGHT
OF PAINTING, Robert Hale Ives Gammell, Parnasus Imprints 1990.
LE ECOLE DES BEAUX – ARTS, XIX ET XX
SIECLES, Monique Segre, Le Harmattan ediciones 1998.
Resumen y traducción libre de José Peña, 2004. jpmarte73@yahoo.com
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